Se registra el origen de la letra álef en la Edad de Bronce, unos mil años antes de Cristo, en el alfabeto protocananeo, que es el antecedente más lejano de nuestro alfabeto actual. Inicialmente, álef era un jeroglífico que representaba a un buey, y de allí pasó al alfabeto fenicio (’alp), al griego (A), al cirílico (A) y al latino (A). De hecho, si invertimos una A mayúscula podemos reconocer aún la cabeza de un buey y sus cuernos.
Según Borges, el Aleph es el punto mítico del universo donde todos los actos, todos los tiempos (presente, pasado y futuro), ocupan “el mismo punto, sin superposición y sin transparencia”. La letra hebrea que corresponde al sendero es la letra א Alef, una de las tres letras madre que representa el elemento aire y el plano mental. Sus significados son: “pecho”, “infinito”, “buey”, “aliento"
El Arcano que se asocia al número uno es El Mago. La palabra hebrea para mago es קוסם (kosem), cuyo valor numérico es 206, el mismo que דבר (dabar), la palabra creadora, y es precisamente la creatividad la característica más importante de este sendero. En en el Arbol de la Vida se sitúa enfrente del sendero del Loco, uniendo las sefirot de Keter y Bináh
Principalmente, el Mago simboliza poder, originalidad, concentración, mucha habilidad e iniciativa. Podemos hablar de una persona con mucha destreza, finura, inteligente, que usa mucho la lógica. Es alguien que no tiene miedo a actuar, que cree mucho en sí mismo y que está dispuesto a usar toda su potente energía e intelecto para explotar la fuerza que le está dando el universo para fines creativos y elementales.