La leyenda hebrea sobre el origen de
la kabbalah cuenta que Jehová creo el mundo sirviéndose de los números del uno
al diez y de las veinte y dos letras del alfabeto hebreo. El en persona grabo,
combino y permuto dichas letras, y con ellas produjo todo lo que fue, es, y
será.
Cuando hubo creado al primer hombre y
descansado de su labor envió a su ángel Raziel a que entregara el saber
cabalístico al padre Adán, para que este lo hiciera llegar a las generaciones
futuras.
De esta forma el saber paso de los
labios de Adán a la oreja de su hijo Set y de Set a Enos, y así sucesivamente y
siempre al hombre mas digno de cada época.
Luego los hombres se corrompieron y
dejaron de ser dignos de recibir estas enseñanzas. Es Moisés que vuelve a
recibir el saber cabalístico a “manos de Dios” en el monte Sinai.
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