Es el gran
dilema, y es hora de derribar prejuicios.
Hace muchos
años que me dedico a leer el tarot. ¿Videncia natural? No. Cualquier persona
puede leer el tarot. ¿Estudio? Muchísimo. Aquí está la gran diferencia y los
que pocos quieren aceptar. Es como las dietas. Elegir las “recetas mágicas” o
el compromiso de un cambio de hábitos.
Cualquier
persona puede pararse frente a un cuadro, decir me gusta o no, más allá del
estudio y preparación. Pero es innegable que alguien que se dedica a estudiar
arte va a ver y valorizar aspectos que están ocultos para los profanos. Luces y
sombras, pinceladas, contexto histórico…
Lo mismo
sucede con la lectura de cartas. Tiene cuatro columnas fundamentales, pero no
únicas…astrología, letras hebreas, números, y análisis de la figura. Cuanto más
profundizas en estos estudios, mejor y más enriquecedora resultara la lectura…
por eso, retomando la pregunta ¿videncia natural? Mi respuesta fue no. En mi
caso. No quiere decir que haya personas que así lo realicen. Pero aquí entra en
juego el libre albedrío. Cada persona elige quien querrá que le haga la lectura.
Teniendo en cuenta que se está generalmente en un gran estado de
vulnerabilidad.
¿Se lee el
futuro? En parte, pero siempre en base al presente y los cambios necesarios que
hay que hacer para modificar las situaciones que necesitas cambiar. Gracias
a ello hacer cambios conscientes tanto en tu exterior, como en el interior, que
te ayuden a tener un mejor futuro.
En mi caso personal, cuando surgen situaciones que se
necesitan apoyo “extra”, en la cual el consultante queda muy conmovido, puedo
dar algunos tips para realizar como meditaciones, respiraciones y desbloqueos,
como solución inmediata. Pero también adjunto números de profesionales psicólogos,
de trayectoria indiscutible.
El Tarot es una herramienta maravillosa que
no se centra en la predicción del futuro, sino que observa el presente
y nos sitúa en él. A través de la energía de las cartas y
su significado, nos despierta al autoconocimiento para que
podamos tomar decisiones desde otra perspectiva y, así, sanar y liberar los
procesos de crecimiento.
Las cartas nos enfrentan con verdades sobre
nuestro Ser interno, que abarca diferentes cuerpos: el emocional, el mental, el
físico y el espiritual… De este modo podremos ver en qué estado estamos al
momento de la sesión. ¿Estamos evolucionando o a la deriva? ¿Cuáles son esos
bloqueos que impiden nuestro avance? ¿Qué sentimientos son verdaderos? ¿Qué detiene
nuestra prosperidad y abundancia?
Durante la tirada, podremos nuestra verdadera esencia e
identificar cual es el trabajo que debemos hacer para nuestra autotransformación.
También nos permitirá reconocer nuestros patrones de conducta, y todos aquellos
sistemas de creencias y miedos que deberemos disolver para emprender nuestro
propio avance.
Así es. En las primeras décadas del siglo XX, uno de los
interesados en el Tarot desde un punto de vista distinto al adivinatorio fue un
médico y psiquiatra suizo -discípulo de Freud, llamado Carl Gustav Jung.
Este hombre fundó la corriente de la psicología
analítica, la cual engloba toda una concepción del ser humano e incluye
varios conceptos, entre ellos, el “inconsciente colectivo”, “arquetipo” y
“sincronicidad”, que se han relacionado con el funcionamiento del tarot.
Jung menciona el Tarot como ejemplo sobre cómo en ese mazo
de cartas pueden verse representados los arquetipos enraizados en el
inconsciente colectivo, una especie de “conciencia universal” a
la que todos los seres humanos tenemos acceso.
Una de las discípulas de Jung, Sally Nichols, asegura que
“el viaje a través de las cartas del Tarot es básicamente un viaje a nuestra
propia profundidad. Cualquier cosa que encontremos en este viaje es, en el
fondo, un aspecto de nuestro más profundo yo”.
Es decir, que en el Tarot pueden verse representados los
comportamientos, vivencias, sentimientos, sucesos que prácticamente todos hemos
vivido en algún punto.
Aquí vale la pena retomar uno de los conceptos que manejaba
Jung: la sincronicidad. Este concepto se ha utilizado para explicar por qué
parecen salir las cartas que mejor encajan con las preguntas que le haces al
Tarot.
Un ejemplo de sincronicidad es cuando un día sueñas con un
amigo y ese mismo día te lo encuentras por la tarde.
Sally Nichols explica que la “sincronicidad es la palabra
que Jung utilizó para describir la coincidencia entre un estado interno y una
realidad externa”.
En Kabbaláh lo definimos como estar atentos al mensaje
Nichols asegura que cuando se producen sincronicidades
significa que se ha activado un poder arquetípico. Dado que los arcanos del
Tarot simbolizan estos poderes, “es comprensible que estimulen acontecimientos
de este tipo”.
Mas allá de la profesión, la clase social, la religión que pertenecemos, siempre, en algún momento de nuestra vida, por no decir muchos, estamos en un estado de VULNERABILIDAD. Y esto hay que tener en cuenta cuando buscas una consulta. Las recetas mágicas, soluciones rápidas no son las mejores. No es poner el poder afuera. Es buscarlo en nuestro interior y se que esto no hace un buen marketing. Pero es lo que te puedo ofrecer acorde a mis creencias y convicciones. El estudio y práctica de la Kabbaláh, me abrió el mundo de la astrología, las letras hebreas, y establecer un vinculo de amorosidad con aquellos que me consultan hace más de veinti y pico de años.
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